La Iglesia Prioral de El Puerto

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miércoles, 21 de octubre de 2015

Los tres gatitos pequeños

Nuestra gata Snowy, que murió antes de que llegáramos a España

Circles, la mas jóven
Flipper:  Que gato tan bueno

El verano de 2014 perdimos nuestros dos gatos de California.  Flipper murió de viejo, y Circles se perdió y murió en tristes circunstancias (pincha aquí para la historia (en inglés), al final del blogpost).   Como estábamos cuidando al gato de mi hermana, Smokey, no buscábamos gatitos de inmediato—Smokey tiene fama de ser un chico malo, y no queríamos ningún trauma para cualquier gatito.   Pero una vez que Smokey regresó con certeza a California y terminamos con nuestros viajes del verano, la búsqueda para gatitos perfectos comenzó. 

Smokey el espantoso-- ¡Tienes que siempre tener cuidado con este!

Fuimos a las casas de varias protectoras quienes estaban cuidando a gatitos rescatados de la calle.  Los que nos gustaban eran hembras (queríamos dos machos) o ya estaban adoptados, y lo demás eran…como se dice… pequeños raquíticos gatitos callejeros.  Encontramos un Siamés en la perrera, pero cuando intentamos sacarle de la jaula, empezó a gruñir y maullar como un loco.  Nada bueno.

Gato malo

El tipico gatito feo del espigón

Mejor, pero todavía no son exactamente los que queremos

Entonces puse un mensaje en Facebook a todas mis amigas españolas aquí en El Puerto, preguntándoles si ellas conocían a alguien con gatitos.  Algunas de ellas respondieron rápidamente, pero el primero era MariAngeles, una compañera de baile, quien dijo que ¡tenía tres gatitos preciosos en su jardín! 

¿Donde están estas preciosidades?  Esto es lo que quería, pero a Todd le gustan los gatos blancos y negros

¿Qué tal uno de estos?

Habia un gato precioso en Maine, pero ya tenia hogar

Pero cuando llegamos a la casa de Mari Angeles para verlos, ¡zaaaaas!  Ellos desaparecieron de repente por dentro del montón de leña.  Obviamente salvajes y totalmente desacostumbrados al contacto humano, ellos NO eran los gatitos que querríamos.  Mari Angeles tiene miedo de los gatos, y por eso no podía entrar en su jardín donde hay la leña, y no sabía a quién llamar ni lo que hacer con los tres pequeños.  Como estábamos buscando gatos, yo estaba en contacto con varias protectoras, y me ofrecí a capturarlos a los tres y llevarlos fuera de su jardín. 

Entiendo bien porqué Mari Angeles tiene miedo, estos gatos son SALVAJES!

¡Qué error!  Tuve que desmontar el montón de leña entero para encontrar los tres pequeños monstruos poniéndose planos e invisibles entre dos trozos de leña.  Agarré uno del cogote, y se convirtió en el diablo de Tasmania, mordiendo, arañando, aullando, siseando, y volviéndose como un tornado loco.  Le apreté en un leño y le sujeté, gritando a Sasha que me diera rápido ALGO para atrapar al diminuto loco peligroso.  Agarramos una maceta y le atrapamos metiendole dentro y tapandole con un azulejo grande. 

Los gatitos también son feroces

Entonces empezaron a moverse los otros dos.  Agarré el segundo gatito y ¡AY! él mordió fuerte mi dedo.  Me sobresalté y le dejé caer, la sangre goteando hacia abajo de mi mano.  —Mamá, estás sangrando!— dijo Tia.  No era ninguna broma.  Lo único en mi mente era mi prima Dana y su batalla de cuatro semanas con una infección grave causada por el mordisco de su proprio gato.

Snowy tuvo mucha paciencia...hasta un punto

¡Queremos tener a Flipper de nuevo!

Pero después de lavarme las punzantes heridas bien, regresé al montón de leña.  Esta vez tuvimos una caja, y atrapamos a un segundo remolino peligroso que chilló como si lo estuvieran matando.  El tercero era más difícil de encontrar, pero ya tuvimos un sistema, y pronto hubo tres demonios de mirada salvaje escudriñándonos a través de los lados transparentes de la caja, y  escarbando para liberarse.   —¡Cinta adhesiva!— grité, y envolvimos la tapa de la caja muy apretada con un montón de cinta.  Lo único en que podía pensar era que desastre seria si los tres demonios salvajes escaparan dentro de nuestro viejo coche de camino a casa. 

O noooo...¿qué hemos hecho?

Pusimos los pequeños monstruos dentro de nuestra jaula de conejos, y empecé a llamar a la perrera.  —Espera— dijo Todd.  —Estos gatitos son gratis, ¿verdad? —  Si.  —¿Y son blancos y negros como yo los quería?—  Si.  —¿Y podríamos regalar el gatito negro que tiene mala suerte?—   Si.  —Vale, entonces vamos a domesticarlos!—    De repente voló por la ventana toda la resistencia de Todd a tener gatos en casa de nuevo, y nació nuestro nuevo proyecto. 

Un proyecto enorme envuelto en tres pequeños bultos

Viendo problemas de dos en dos:  Chloe y Chase

Entonces tenemos gatitos nuevos.  Chloe, la hembra (sí, no podríamos pensar en regalarla, ¡es tan mona!) fue la primera en ser bien domada, y es la primera en ronronear y correr a ti cuando tiene hambre.  Tia se la adjudicó. 

Tia y Chloe

 
Chloe está muy relajada y bien domesticada ya
Chase, un pequeño rufián con cola curvanda sobre su espalda cuando juega, es muy querido por Sasha, y aunque es un pillo y un poco inquieto a veces, a él le encanta dormir ronroneando con Sasha.  

Chase gracioso y Sasha graciosa
Y Cosmos, el gatito negro de mala suerte, resultó tener una estrella blanca de gracia salvadora en su garganta, y por eso Todd le reclamó para ser su proprio gatito.  Desde luego tenemos TRES gatitos en lugar de dos, y ¡quién sabe como lograremos transportarlos a California cuando regresemos el próximo septiembre!

 
¡Todd quiere mucho a su gatito!

Pero mientras tanto, nuestro proyecto de domesticar a los gatitos salvajes está saliendo súper-bien, y es un regocijo observarlos jugando y creciendo como pequeñas hierbas malas.  ¡Brindemos por el amor a los gatos!

Cosmos, Chase, y Chloe