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Primavera: ¡Temporada de las ferias! |
Érase una vez una presentadora de las noticias en Los Angeles,
California, mi hermana Suzanne —era posible verla en las vallas publicitarias,
su cara al menos 7 metros de un lado a otro, cuando cruzaba la ciudad para
visitarla desde San Diego, donde vivíamos.
Quiere decir, hasta que fue despedida (esto pasa mucho en este negocio)
y se decidió a hacerse escritora. (Su
escritura es muy bonita, aquí está el artículo de la revista de Oprah para comprobarlo, ¡aunque está escrito en inglés.)
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Mi super-presentadora-woman sister |
Actualmente trabaja en un proyecto que trata de mi abuelo, Robert Lusser. Él era un genio autoproclamado, uno de los primeros pilotos a principios de la edad de los aviones, inventor, y el científico quien ha perfeccionado el V-1, la bomba de mala fama que Hitler mandó a Londres para destruirla.
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Los americanos le habían traído a California para trabajar con las investigaciones de armas y cohetes |
Entonces cuando ella me escribió un email, diciendo que iba a volar
desde LA hasta Alemania para un viaje relámpago siguiendo los pasos de nuestro
abuelo Robert Lusser para su próximo proyecto, y me preguntó si me gustaría
acompañarla, me aferré a esa oportunidad.
Primero, mi hermana es divertida, y viajamos bien juntas. Segundo, todavía sigo editando la memoria de
mi madre que habla sobre su niñez en Alemania devastada por la guerra. Tercero, era una oportunidad para viajar
rápido a través de mi segunda patria y conocer a varios parientes que todavía
no conocía. Cuarto, a mi me encanta
planear cosas, viajes, fiestas, almuerzos, excursiones, lo que sea—habría
tenido que ser una agente de bodas. Entonces conspiré para poner las fechas del viaje entre la fiesta
pre-feria enorme que tuvimos en casa y las ferias de El Puerto y Rota.
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¡Ole viva la feria! |
Llegué tarde por la noche a Frankfort, donde
mi tío Mohsen me recogió para ir a Giessen donde vive con mi tía Melinda. Melinda es la hija menor de Robert Lusser, solo 6 años mayor que yo. Mi abuelo tuvo hijos de dos matrimonios, la
primera camada (como dice mi tía Heide) con 5 hijos, y la segunda con 4 más. Esto causaba un fenómeno muy extraño, porque
¡Melinda actualmente es más joven que algunos de sus sobrinos!
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Mi tía Melinda y prima Elina |
Suzi llegó al día siguiente para el almuerzo, afrontando valientemente
el jet-lag, y salimos para Kassel, donde vivió la famila Lusser desde 1941
hasta 1944. Encontramos Terrasse 28,
donde mi madre se había escondido en el sótano durante los constantes
bombardeos.
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Terasse 28, Kassel, ya reconstruido |
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Terasse 28, antes del bombardeo |
Tocando todos los timbres
del edificio (que ahora es varios apartamentos), a una de las vecinas, Anke,
por fin le dio pena y nos dejó entrar.
Anduvimos por el sótano, la única parte del edifico que sobrevivió al
bombardeo de fósforo que al final forzó a mis abuelos a dejar Kassel.
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Compartiendo fotos de Terasse 28 con Anke |
Contamos a Anke como mi tía Dorle, en medio
de las llamas y paredes derribándose, mientras que sus padres frenéticamente
salvaban lo que podían, corrió a su piano, con el corazón roto por perder este
precioso instrumento. En la calle
alrededor de los vecinos y las pocas pertenencias, mis abuelos de repente
oyeron la música de Beethoven, la Sonata Luz de Luna a través de el crujir del
fósforo. Mi abuelo volvió corriendo a la
casa y la agarró justo cuando cayó el piso de arriba, pero lograron salir con
vida.
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Sotano y antiguamente un refugio antiaéreo |
Desde Kassel hicimos un desvío a Göttingen para ver a mi prima Sophie,
quien está estudiando psicología allá (es la hija de mi tío Hans de la segunda
camada), y después salimos para Dora-Mittelbau para coger por los pelos la
visita gratis a las 14:00.
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Zona de peligro, ¡Stop! ¡Se dispara sin aviso! |
Solo sabía que Dora era un KZ (para campo de KonZentración). Pronto descubrí que había unos túneles
impopulares donde construyeron los Nazis sus desesperadas armas de venganza en
los últimos meses de la segunda guerra mundial.
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La entrada a Dora-Mittelbau, actualmente un tranquilo marco pastoral |
Dora era un campo de concentración donde los
prisioneros de Rusia, Francia, y Polonia (con unos judíos y disidentes alemanes)
trabajaron hasta la muerte cavando primeramente los túneles y después
fabricando ambos el V-1 y el cohete V-2 de Werner Von Braun bajo condiciones
horrorosas. Había más personas muertas
en la construcción de estas armas que habían matado las mismísimas armas.
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En la plaza donde los prisioneros tuvieron que ponerse firmes para ser contados, a veces por horas. El dicho dice, "En recuerdo de los seres humanos que fueron víctimas del nacional-socialismo en este lugar." |
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Prisioneros de Francia y Rusia en Dora-Mittelbau;
ellos recibían una rebanada de pan y un caldo aguado después de 12 horas de trabajo. |
Robert Lusser era un ingeniero aeronáutico en Alemania después de la primera guerra mundial. Mientras el regimen de Hitler tomaba el poder, el regimen era el único empleador si alguien deseaba construir cualquier tipo de aviones. Mi abuelo era él que había solucionado los problemas para que el V-1, también conocido como el Buzzbomb o Doodlebug, pudiera caer en Londres a montones. Al final de la visita, Suzi y yo estábamos muy felices de que el mérito NO había sido atribuido a mi abuelo por su participación crucial en la creación del V-1.
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Entrada a los túneles donde los prisioneros trabajaban y morían, y donde los V-1 y V-2 fueron construidos. |
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Los restos oxidados de los V-1s inacabados |
Algo estupefactas de la brutalidad de Dora-Mittelbau, Suzi y yo fuimos
para Peenemünde en la costa del Mar Báltico, donde los V-1 y V-2 fueron
diseñados y probados, recibiendo (o eso esperamos) solo una multa por velocidad
excesiva en las 6 horas del camino. A la
mañana siguiente visitamos el submarino ruso en el puerto y el excelente
museo.
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Das U-Boot de Rusia |
De nuevo, no había ni rastro del
nombre de mi abuelo, a diferencia de Von Braun, cuyo nombre apareció en letras
enormes arriba de las explicaciones detallando sus defectos morales y éticos por
estar dispuesto a construir las primeras armas de destrucción masiva como
participante en el régimen claramente loco incluso después de que estaba claro para
todo el mundo que la guerra ya estaba perdida.
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Un V-1 reconstruido, puesto en su catapulta detrás de mí |
Acabamos en el aeropuerto de Peenemünde para hacer unas fotos de los
sitios de prueba y salir para Berlin. En
vez de esto, conocimos a Rudolph, un ingeniero rechoncho que hizo de guía en la
visita. Él nos prometió una corta visita
de 45 minutos repasando los sitios de prueba.
Rudi sabía todo—y quiero decir TODO—de estas armas de venganza. Su visita estaba excelentemente organizada
con fotos y videos antiguos que mostraban exactamente donde estaban pasando
todos los eventos en este ahora-muy-tranquilo refugio de vida silvestre.
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Las ruinas de un búnker en el bosque ahora tranquilo |
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Rudi me muestra los sitios de prueba |
Nos mostró las catapultas donde se lanzaron
el V-1, incluso una foto con mi abuelo Robert Lusser en el sitio de
prueba. Él era el único que sabía
cualquier cosa sustancial sobre mi abuelo, y él dijo que si, era un genio.
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Relajándome encima de una imitación de prueba para la catapulta del V-1 |
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El V-1 y sus partes, siguiendo al ingeniero Rudi |
Después de más de dos horas, salimos para Berlin, nuestra escala en
camino al sur de Alemania y donde trabajaba mi abuelo después de acabar con
Peenemünde. Quedamos con varios primos
en la cena—Julian, el hijo de Melinda y Mohsen; Olga Kral, de los parientes con
quienes vivíamos cuando fuimos enviadas a Alemania hace muchos años para
aprender la lengua materna; y Sara Grether, sobrina de mi tía de la primera
camada.
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Olga, Sarah, Suzi, Julian, Vero, y Stephanie: ¡Todos primos de una manera u otra! |
Pasamos toda la mañana revisando los monumentos principales, y después
salimos para Bernau am Chiemsee en Baviera.
Mi abuela Hilde había trabajado en la granja Stöttnerhof cuando era una
joven, y luego mis abuelos habían pasado su luna de miel en la mismísima
granja, haciendo senderismo en las imponentes montañas alrededor. Hilde había traido a sus hijos menores al
Stöttnerhof para dejarles seguros y sanos y fuera de los crecientes bombardeos
mientras que su marido Robert trabajaba en Berlin.
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Stöttnerhof, 1926 |
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Stöttnerhof, 2016, después de 90 años, mejor y más grande |
Suzi y yo pasamos la noche en la mismísima granja Stöttnerhof, sitio
de nuestra historia favorita de la guerra contada por mi madre. —¡Dinos como murió tu madre!—rogábamos a mi
mamá cuando éramos niñas. —Bueno, —empezaba
ella, con ojos brillantes, —Estaba haciendo trenzas en el cabello de Bettie, la
hija del granjero, cuando oímos los aviones.
Fuimos afuera para verlos, una “V” muy alta en el cielo…luego vimos que
un avión salió de la “V”… —
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Todavía se puede ver los cráteres; esto se usa ahora como estanque para truchas |
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Monumento conmemorativo: Granja en llamas, avión, mi abuela muerta a la izquierda |
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Junto a la tumba de nuestros abuelos |
Las bombas
pillaron el establo de las vacas, matándolas y derrumbándose las paredes del
Stöttnerhof por dentro encima de mi abuela, matándola instantáneamente. Mi tía Heide y mi tío Ulrich fueron
enterrados por los escombros y rescatados justo antes de que murieran por falta
de aire. Era el 13 de marzo, 1945, solo
6 semanas antes de la rendición oficial.
Hay ahora un pequeño monumento conmemorativo al lado de la reconstruida
Stöttnerhof.
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Junto con Alois, el nieto del granjero que dio refugio a mis abuelos en la guerra |
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Las montañas de Baviera tan hermosas |
Otra vez sin casa y ahora sin una esposa para cuidar a sus hijos, mi
abuelo se mudó con toda la familia a un orfanato, dejando su trabajo en Berlin
y pidiendo trabajo en el orfanato como un mantenedor. Suzi y yo pasamos por el orfanato solamente
para hacer unas fotos, pero allá nos encontramos con Flori, la nieta de Mamu
Kronseder, la dueña y directora del orfanato.
En la memoria de mi madre, ella recordaba piojos y sarna, niños
llorando, aflicción, hambre interminable, y el olor de pis y excremento, pero
lo único que pudimos ver aquí era la interminable belleza de este campo precioso.
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Tan bonito como en un cuento de hadas: Samerberg, donde estaba el orfanato |
Fuimos para otra granja en Baviera, esta una casa de vacaciones de
nuestra familia Kral, mis parientes alemanes con quien vivimos no solo yo por
un año, pero ¡También mis hermanas Suzanne y Simone en los años después! Comimos tarta casera zwetschgenkuchen con Volker Kral y Elke, contando historias de mi
abuelo y de la segunda guerra mundial.
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Una tarde soleada de primavera con Volker |
Nunca tuvimos suficiente tiempo en cualquier lugar. Volker nos invitó a cenar con ellos, lo que
era muy difícil rechazar, pero ya habíamos hecho planes con Renate Schlund, la
sobrina de Robert y la hija de su hermano sordo Erich. A medida que entramos en la ciudad de
Augsburg, vi el nombre Göggingen en las placas de la carretera…de donde había
escuchado este nombre? Tuvimos la dirección de la casa similar al estilo
Bauhaus donde nació mi madre, y por supuesto estuvimos solo a 4 minutos de
distancia. Queríamos solo pasar
rápidamente para hacer unas fotos, pero cuando Suzi saltó encima de la pared
del jardín para ver lo que estaba grabando nuestra cámara Go-Pro, ¡allá estaba
la dueña! Erica Kräntzle nos invitó a
ver el jardín precioso entero, y pasamos además por la casa que había
construido mi abuelo.
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Un diseño que parece Bauhaus, futurista en su día, ahora simplemente moderna bonita |
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Nuevamente construida: la casa de Augsburg, 1936 |
Por fin llegamos a la casa de Renate.
Ella y su marido Rudi eran (como había predicado mi tía Heide) los
anfitriones más corteses del mundo, y Renate nos contó varias historias nuevas,
como la tacañería de su tía Frieda, quien solía haber mandado paquetes para la
navidad lleno de cosas como una taza de café con asa rota, viejos calendarios,
cuchillas de afeitar oxidadas, camisetas a las que faltan botones—en resumen,
todo lo que Frieda ya no necesitaba. Tal
vez habría estado bien, salvo que Frieda y su marido eran muy, muy ricos, y
Erich y su familia bastante pobre debido a su sordera.
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Como dijo mi tía Heide: "No vas a tener anfitriones mas corteses que Renate y Rudi." |
La próximo tarde quedamos con Susi, la prima de mi madre. Nunca había entendido bien porque no la conocí
antes—ella vive solo a media hora de Stuttgart, donde viví un año entero, en
camino a Tübingen, ¡donde viví otro año!
Pero mejor tarde que nunca. Susi
es la sobrina de mi abuela Hilde, del lado gitano, y así parecía,
sorprendentemente joven y llena de vida y energía. Ella y su marido Horst nos hablaron de “Die
Relle,” mi bisabuela que era medio gitana y ¡nos dio un veta salvaje!
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Susi Schön (un nombre adecuado, schön = bonita) con 79 años |
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Compartiendo la historia de la familia con mi prima gitana |
Cuando ya se nos estaban acabando las pilas, llegamos a Stuttgart a la
casa de Martina Kral, nuestra hermana alemana (aunque no estamos relacionadas
por sangre, ¡solo por matrimonio!). Casi
toda la familia Kral vino a la casa de Martina, desde mi madre alemana Valerie
(quien realmente es inglesa) hasta Rainer, el patriarca, hasta mi hermana
alemana Fiona, que nos visitó desde Frankfort.
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Casi toda la familia |
Nos reímos de la historia de Rainer, donde él viajó a Capetown,
Sudafrica, cuando él encontró una pareja alemana mayor. —¿De donde son?—preguntó Rainer. Bernau am Chiemsee fue la respuesta. —Bueno, mi primero beso era de una chica que
vivió en Bernau— recordó Rainer. —Así
estaba yo muy enamorado de una chica quien vivió en la granja Stöttnerhof, cuya
madre murió en un bombardeo…su nombre era Heide….— La mismísima tía Heide que me pertenece también! El mundo está haciéndose pequeño.
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El primer beso de Rainer |
Desde Stuttgart llegamos a Freiburg, donde viven las dos hermanas
menores de mi madre (las dos de la segunda camada). Mi tía Andrea, una naturópata y médico,
ajustó nuestras espaldas y nos recomendó medios para quedarse con aspecto joven
como ella, y además contamos varias historias interesantes de su vida con mi
abuelo.
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Mi tía Andrea y yo |
Mi tía Sylvia y su novio Erich nos invitaron a cenar en un excelente
restaurante griego, donde compartimos lo de nuestro viaje y aprendimos más de
su punto de vista sobre mi abuelo.
Sylvia había hecho varias entrevistas con mi madre y sus hermanas hace
una década en una investigación similar sobre la vida de su padre, y había
transcrito más de 200 páginas de los grabaciones, que eventualmente estuvieron
hechas un documental alemán transmitido en 2008. Suzi lo había traducido con la ayuda de mi
tía Heide, y fue fascinante escuchar lo que cada uno ha aprendido.
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Mi tía Sylvia |
Al final llegamos de nuevo a Frankfort para quedar con el director del
documental, Benedict Burkhardt, y para visitar a mi hermana alemana Theresa,
quien no estaba en Stuttgart. Terminamos
nuestro viaje en la casa de mi tío Hans, donde él y mi tía Paige (¡americana y
orgullosa de serlo!) viven en Wiesbaden.
El sacó una caja de fotos y objetos de interés, cada uno con su
historia. En este momento Suzi y yo estábamos
las dos exhaustas y listas para volver a casa, pero hablamos con Hans y Paige
hasta tarde, demasiado interesadas en las historias y fotos para acabar.
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Objetos de interés de Robert Lusser, normalmente guardados ¡en una caja de zapatos! |
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Mi abuelo...un hombre complicado y paradójico. Una cosa se puede decir--¡él no era aburrido! |
Por fin fuimos al aeropuerto al día siguiente, dejando el coche,
vestidas con ropa sucia, hasta el cuello con historias de Robert Lusser y
contentas de estar en un vuelo a casa. Ahora la pregunta es: QUÉ va a hacer Suzi con todo este material
que hemos coleccionado? Adivino que
tenemos que esperar para ver…
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¡Qué aventura! |
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Robert Lusser, abuelo genio |