La Iglesia Prioral de El Puerto

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lunes, 30 de mayo de 2016

La Romeria de El Rocio

La ermita de El Rocío, el destino de los peregrinos de todas partes de Europa

Desde hace años quería conocer la romería de El Rocío.  Cuando mi amiga Carmen me preguntó si ya la conocía, dije, “Si, por supuesto conozco el restaurante Romerijo!”  Carmen se reía mucho y dijo, “No, no, la ROMERÍA!  Como El Rocío!”  Hizo un gesto de beber y bailar.

Un bar a la medida de nuestro todoterreno


La romería de El Rocío es probablemente la peregrinación más famosa en toda España, si no cuentas el camino de Santiago.  Pero tú podrías andar el camino en cualquier temporada.  El Rocío es muy especial, porque desde este lado del río Guadalquivir (El Puerto, Rota, Sanlúcar, Chipiona, Arcos) se permite cruzar el Parque Nacional de Doñana, el más grande y mas vigilado de toda España.   Está prohibido hasta ANDAR en Doñana; si quieres visitarlo, tienes que ir en barco o en un tour de todoterreno. 

La costa de el parque nacional Doñana, el más grande en España


Pero una vez por año, el sendero que cruza el coto de Doñana está abierto, y miles de peregrinos pasan en camino a la ermita de El Rocío.  El parque resuena con risas y palmas, las sevillanas rocieras, los relinchos y rebuznos de los caballos y mulas, y el suave rugido de los tractores y todoterrenos que han reemplazado por mucho los bueyes y mulas utilizados en los días antiguos.

Muchas veces tienen las mulas unos dibujos afeitados en sus pelajes 


La romería de El Rocío tiene raíces desde el siglo XIV, donde se mencionó por primera vez la ermita de Santa María de las Rocinas, pero no empezaba la romería de verdad hasta mediados del siglo XVII, cuando mandaron los pueblos de Almonte, Villamanrique de la Condesa, y Pilas sus hermandades para ser presentadas a la Virgen, quien en esta época se llamaba Santa María de El Rocío.  

La ruta por el coto de Doñana


Poco después se juntaron las hermandades de La Palma de Condenado, Moguer, y Sanlúcar de Barrameda.   A principios del siglo XIX, se añadieron las hermandades de El Puerto de Santa María y Rota, y ahora hay más de cien hermandades que llegan cada año para honrar a la Virgen.

Cargando un simpecao, una versión en miniatura del paso de la Virgen de El Rocío. 
Las hermandades lo traen por Doñana.


Por causalidad elegimos el año más lluvioso y mojado en los 30 años pasados.   El pronóstico indicó lluvia para casi todos los días.  No podemos echarnos atrás—era ahora o nunca—y entonces empaquetamos nuestra tienda de campaña en el viejo Landrover que pertenece a nuestros amigos Maria, Enrique, Antonia, Piro, Francisco, y Lola, que ya habían hecho la romería juntos durante el ultimo cuarto-siglo.  Contra viento y agua, llueve, truene o relampaguee,  ¡vamos a El Rocío!
 
Los rocieros 2016: Piro, María, Antonia, Lola, Todd, Paco, y Enrique (yo haciendo la foto)

Ha llovido camino a Sanlúcar, donde aparcamos nuestro coche y fuimos hasta la barcaza para cruzar el río Guadalquivir para llegar a Doñana.  Ha llovido en la barcaza, y esto no le gustó mucho a mi bonito traje de gitana amarillo y morado.   

Vestido con las galas de fiesta a pesar de la lluvia.  Los trajes son indestructibles además de bonitos.

Ni le gustó mucho a mis botas, y por esto vacilé mucho cuando tuve que entrar en la barcaza, que quería esperar hasta que no hubiera agua para cruzar.  De repente pisó un enorme Guardia Civil a través de las olas y me cogió en su hombro, subiéndome del tirón a la barcaza, mis botas bien secas.  

Mi salvador en su traje anaranjado
Piro, Lola, y Antonia luchan con el tiempo

Ha llovido mientras caminamos cuesta arriba en la arena, donde nos esperaban en la entrada del parque los carruajes, carriolas, tractores y todoterrenos (y quiero decir todoterrenos de verdad, ¡no los todoterrenos débiles de Mercedes y Porsche!).  

Eso es un verdadero todoterreno rociero

No había espacio en el Landrover de María—estaba empaquetado hasta encima y más, todas las necesidades para una semana en el camino en una pila enorme en la baca.  Por eso, en la lluvia, Todd y yo anduvimos adelante. 

Mojado pero todavía muy lindo


Quiero decir, hasta que una bonita carriola nos pasó, y Todd les saludó.  El hombre colgado en la escalera atrás nos hizo señas y gritó, Corre!  Corre!  Pues corrimos y saltamos a bordo de la carriola.  Dentro había una cocina entera, una mesa gigante y larga, y mucha gente comiendo, bebiendo, cantando y hasta bailando las sevillanas mientras pasábamos por el coto.  

Pincha aquí para vernos en la carriola

El hombre del sombrero que nos había invitado a subir resultó ser Germán, el director del gimnasio de Todd, Club Activa.  Como es típico entre los peregrinos, ellos nos dieron la bienvenida con tortillas caseras, rebujito, fino, jamón, y mucho cante.  Yo toqué mis castañuelas (todavía no había aprendido las letras para las sevillanas) y disfruté estando al salvo de la lluvía en buena compañía.

Lluvia, lluvia por todos lados


Por suerte para nosotros, paró de llover cuando llegamos a nuestro campamento esa tarde.  Montamos nuestra tienda de campaña y ayudamos a sacar todas las provisiones que habían preparado María, Lola, y Antonia.  A pesar de todo el ruido y la algarabía, los jabalíes vinieron olisqueando alrededor del campamento, chillando con deleite cuando ellos encontraron algo de tortilla o picos abandonados. 

Un jabalí rebuscando comida, ¡sin miedo de nosotros!


Cantamos y comimos y bebimos durante toda la tarde, pero hacía demasiado frío y viento para bailar.  Cerca de las once de la noche entró la hermandad de Jerez al campamento y pasó directamente en frente de nosotros, el simpecao brillante y misterioso a la luz de las linternas, acompañado por los relinchos y resoplidos de los famosos caballos de Jerez.

Simpecao de Jerez
Pincha aquí para escuchar unas sevillanas rocieras por la noche

Al día siguente por la mañana estuvimos felices de no ser inundados por la lluvia durante la noche, y después de empaquetar todas nuestras cosas, fuimos al altar improvisado para celebrar la misa.  

¡Pero primero bailamos unas sevillanas!

Para nuestra sorpresa, había dos niños, una chica y un chico, celebrando su Primera Comunión allá en medio del coto de Doñana.  El cura era gracioso y amable, y esta celebración añadió un sentimiento religioso especial a toda la experiencia.

Desayunando en el camino con lluvia


Todd y yo anduvimos  por el coto de Doñana para coger el barco de vuelta a nuestro coche.  El pronóstico daba lluvia todo el día y noche, y además no podíamos encasquetar indefinidamente las niñas a nuestro amigo Kell.    Eso volvió a ser un plus espectacular.   Esponjosas nubes grises se entrecruzaban con el suave sol, lloviendo solamente de vez en cuando, y vimos otros jabalíes además de los ciervos y multitud de aves en el tranquilo bosque litoral.  Tuvimos el parque Doñana entero para nosotros mientras caminamos por 90 minutos hasta la barcaza. 

Toda la fauna y flora aquí están protegidas

Después de llevar a las niñas al instituto el viernes, Todd y yo fuimos a El Rocío, la localidad de la ermita donde se estaban dirigiendo todas las hermandades.  Alquilamos una habitación en el pueblo de Matalascañas cerca de El Rocío, donde María y los demás siempre alquilan un apartamento cada año, suficientemente cerca de El Rocío para disfrutar la romería, pero todavía asequible.

Todd se encontró un sombrero camino a Sanlúcar y se convirtió en un verdadero rociero
Pincha aquí para ver un poco de El Rocío

Entrando a El Rocío, estaba atónita.  Había caballos por todos lados, carretas, carriolas, carros, mulas, jinetes, señoras con sus preciosos trajes de gitana y ¡hasta los enormes bueyes!  

Los bueyes son probablemente mis favoritos, grandes fieras enormes
con tocados intricados andando a 0.0001 km/hora


Las calles eran no pavimentadas, su arena amarilla mojada y llena de charcos.  Había caballos amarrados a los postes, las fachadas de las casas adornadas con campanas.   De repente me di cuenta de que ¡la imagen del Oeste Americano NO vino de los americanos!  ¡Vino de los españoles!  Donde quiera que yo mirara, parecía el Oeste Americano, todavía más auténtico y de cualquier manera mas natural.  

Aparca tu caballo afuera, por favor

Los jinetes montaban sus caballos fuertes sin muestra de miedo ni nervios, los conductores manejaban sus  carretas serpenteando hábilmente alrededor de la multitud.  Los simpecaos, rodeados por los peregrinos dando palmas y cantando, y tirados por bueyes enormes con tocados intricados, estaban cubiertos con flores y chirriaban suavemente en el camino para ser presentados a la Virgen, seguidos por las carretas de colores pasteles y alegres. 

Cada simpecao más bonito que el último.  Son versiones en miniatura del paso de la Virgen

Esperamos en la hermandad de El Puerto para saludar a los peregrinos entrantes, y luego salimos para Matalascañas para quedar con nuestros amigos.   A pesar de despertarse a las siete de la mañana y estar en el camino todo el día, los seis—Maria, Enrique, Antonia, Piro, Paco y Lola—estaban de muy buen humor, y nos reimos y cantamos y bebimos y contamos historias hasta la madrugada. 

Todd Eastwood

Al día siguiente Todd y yo fuimos a El Rocío otra vez, vagabundeando a través de las calles de arena, que poco a poco se volvían más llenas con la entrada de cada hermandad recientemente llegadas.  De repente oí mi nombre;  ¡me llamaron Carmen y Lourdes y Margarita, de mi clase de baile!  

Las guapas de El Rocío

Habían alquilado una casa directamente en la calle principal de El Rocío, y nos invitaron a almorzar con ellos.  Nos pusimos en el porche de la casa para ver la entrada de la hermandad de Jerez, muy impresionante.  Intenté capturar los colores y flores y fiesta, pero hay que vivirlos! 

La llegada de la hermandad de Jerez de la Frontera, con su simpecao, con cante y palmas


Flores de todos lados
¿Y los americanos pensaban que las carretas vinieron desde el Oeste Americano?   Aquí están las originales. 


Los jinetes y caballos más elegantes, expertos, y relajados
Pincha aquí para verme tocando las castañuelas


Todd y yo regresamos a El Puerto esa tarde.  No hemos visto todo de El Rocío—nos perdimos los días mas grandes, esos de visitar a la Virgen y cantarle a ella, como hizo mi amiga Begoña, y nos perdimos su procesión a través de las calles de El Rocío a visitar cada hermandad.  

Otra hermandad entrando en El Rocío de camino a presentarse a la Virgen

Pero tenemos ahora una buena sensación de lo que es la romería de El Rocío, con buena compañía y espiritualidad, la fiesta y la diversión, las dificultades del camino y la conmoción de juntarse en una reunión que es, en su corazón, muy religiosa.  ¡Viva La Virgen de El Rocio!  ¡Viva la Reina de las Marismas!  ¡Viva la Blanca Paloma!  ¡Viva la Madre de Dios!

Pincha aquí para escuchar a Begoña cantando a la Virgen.

La Virgen de El Rocío en su ermita, lista para la procesión